¿Qué debo saber antes de casarme?. Es importante consultar a un abogado antes de dar el “sí, quiero”
El matrimonio es una decisión trascendente en la vida de cualquier persona, cuando decidimos unir nuestra vida a la de otra persona lo hacemos con un cumulo de sueños y esperanzas de que va a ser una perpetua luna de miel, estamos convencidos de que “el amor lo puede todo” y que “mientras haya amor, cualquier obstáculo es poco”, ¿por qué habríamos de unir nuestra vida con alguien que no congeniamos?, esto sería algo absurdo para cualquiera.
Sin embargo el matrimonio tiene que ver con todo, menos con el amor, el matrimonio es una institución jurídica que establece el régimen civil de las personas creando una sociedad en común, pasamos de ser un sujeto individual a uno colectivo llamado familia y por lo tanto afectara los aspectos básicos de nuestra vida, no sólo el hecho de aprender a convivir con otra persona a la cual en verdad no conocemos; veamos este escenario, tanto como hombres como mujeres actuamos similarmente: nos arreglamos, procuramos comportarnos con propiedad, ser puntuales, hablamos correctamente, pero… sabemos cómo somos en verdad, en la intimidad cuando estamos solos, cómo somos un domingo en casa o con nuestro círculo más cercano un sábado por la noche, ahora, vamos a llevar a nuestro entorno privado y personal a una persona bajo el ideario de “para toda la vida” porque “el amor lo puede todo” y conviviremos la mayor parte del tiempo “en las buenas y en las malas”.
Nadie contrae nupcias pensando en que va a fracasar, claro que no, es absurdo, y “decreto que mi vida matrimonial va a ser un éxito y va a durar toda la vida”, nadie se casaría si pensara lo contrario, ¡has encontrado al amor de tu vida!, pero que pasa esos días en los que ni nosotros mismos nos aguantamos, para toda la vida es mucho tiempo, conlleva estar siempre, en los días buenos y en los que no lo son tanto, pero como todo en la vida, no hay nada más absoluto que lo relativo, y firmar un documento legal no garantiza que nos amarán toda la vida, aunque ese sea el mejor de nuestros ideales y promesas matrimoniales.
Para los preparativos de una boda nos emocionamos, planeamos, organizamos desde el banquete hasta los invitados procurando que los amigos estén cerca de los amigos o gente con ideas comunes y alejados de gente con ideas totalmente opuestas, incluso evitando conflictos familiares, es tu gran día y debe salir perfecto, como tu vida futura… pero, todo en la vida debe tener reglas, las mismas que pusiste cuando iniciaste el noviazgo, por ejemplo: no me gusta que fumes o no te pido que no tomes, sino que no te excedas, avísame cuando llegues a casa, etc.
Bueno, en nuestra vida matrimonial también deben existir reglas, para que la armonía reine siempre, nuestros padres siempre nos dijeron: “mientras vivas en mi casa se cumplen mis reglas” luego entonces, porque olvidarnos qué como todo en la vida, existen las “reglas del juego”. Es justamente lo que hace el matrimonio, fija las reglas del juego de una nueva sociedad que inicia una vida en común llamada familia, por qué pensamos que un abogado se consulta en caso de que las cosas salgan mal, no consultas a un médico sólo porque estés enfermo, sino porque estas convencido de que quieres cuidarte y mantenerte sano, también te casas con la convicción de que va a ser “para toda la vida” pero, por si las dudas…
El matrimonio fija estas “reglas de juego” algunas están contenidas en la ley y otras pueden ser establecidas por los contrayentes, establece primordialmente la situación patrimonial de esta nueva familia, que tiene que ver con los bienes, por ello se deben firmar las “capitulaciones matrimoniales” las cuales establece los bienes ya sea muebles o inmuebles que cada uno lleva al matrimonio, a nuestra nueva sociedad llamada familia y si estos van a formar parte del patrimonio común, igualmente establece el régimen matrimonial que tendrá tu familia, ya sea “separación de bienes” o “sociedad conyugal” lo que la gente conoce como bienes mancomunados.
Esta es una de las decisiones más importantes que deben de tomar, y tampoco tiene nada que ver con el amor, rompamos esa idea de que “lo mío es tuyo y lo tuyo es mío”, esta decisión repercutirá en la totalidad de los bienes que adquiramos a partir de ese momento, no olvidemos que el matrimonio es una sociedad y de ahora en adelante esta sociedad llamada familia funciona como una unidad y cuando se compromete uno, se comprometen ambos, así que los bienes, derechos y obligaciones se comparten por igual y en la misma proporcionalidad, es decir, ya no podremos decir, aunque a veces lo queramos, -el problema es tuyo, a ver como sales de él-, de ninguna manera, el problema es de ambos así como los beneficios de los productos también son de ambos, luego entonces tampoco es válido decir: -yo trabaje por él y tú no-, la pareja participa igualmente tanto de las cargas como de los beneficios, así mismo, para poder transferir la propiedad deberá ser por mutuo acuerdo manifestando su voluntad para poder vender como adquirir propiedad.
Ahora bien, en el caso de la separación de bienes, cada parte llamada contrayente, conserva su porción de propiedad y su individualidad, igualmente formaran una sociedad llamada familia, en el cual tendrán derechos y obligaciones comunes, pero estas serán bajo un régimen como de “responsabilidad limitada” (por decirlo en forma mercantilista), entonces al cada uno de los contrayentes conservar su propio patrimonio y poder aumentarlo o disminuirlo, pueden igualmente tomar decisiones sobre sus propios bienes, ya que conservan la totalidad de los mismos, así también, por ser considerados patrimonialmente como entidades separadas pueden servir de aval u obligado solidario en actos y contratos frente a terceros, por la misma naturaleza de que aunque sean una familia, cada uno posee sus propios bienes; de igual forma bajo esta figura, tanto las cargas como los gananciales que cada contrayente obtenga están sujetos a su entera responsabilidad, ya sea en forma de créditos o de beneficios, los bienes que posea su pareja no pueden ser intervenidos por las obligaciones pendientes del otro.
El matrimonio es una decisión que afecta nuestra vida, nada vuelve a ser igual, y todo cambio debe ser para mejorar, contraemos nupcias con el ideal de formar nuestra propia familia hasta que la muerte nos separe, no pretendemos nublar esa felicidad, sino reflexionar en que no tomemos decisiones a la ligera, tanto en el caso de un futuro matrimonial exitoso, como aquel que tambalee, consultar a un especialista en materia de derecho de familia es tan importante como consultar a un planificador de bodas o un especialista en problemas de parejas.
Contraemos nupcias con una apuesta en un futuro juntos, pero no olvidemos tener una red de seguridad en caso de que no todo sea como lo soñamos; recuerda que el matrimonio es una aventura juntos, y como toda aventura tendrá altibajos, y como todo viaje, este será fructífero porque nos dejará vivencias y experiencias, sólo por eso, vale la pena la aventura, pero procura que tu nueva empresa, esta sociedad llamada familia tenga las bases sólidas para afrontar las tempestades y disfrutar de los vientos prósperos.
¿Quieres vivir la aventura?, ¡Enhorabuena! En Estrategias Jurídicas somos un bufete de abogados con especialistas en materia de derecho de familia que te orienta y ayuda a que tengas vientos prósperos e igualmente te asesora y representa en las tempestades.
No olvides consultar un abogado especialista en derecho familiar antes de dar el gran paso de tu vida.
Dr. Jorge Carlos Medina Medina